Campos urbanizados y ciudades rurizadas.
César Cort Botí tenía un plan.
Acerca de las circunstancias que explican la llegada de libros hasta una biblioteca cabría establecer un inventario en el que abundaran las anécdotas de toda condición. En el caso de la biblioteca de La CALA hay un argumento que se repite con frecuencia, el de la necesidad: en un momento dado, en La CALA se llevan a cabo estudios o procesos de creación que requieren la presencia de nuevos libros. Volvió a ocurrir en junio de 2017 cuando se inició el proyecto Ciudadano César Cort, la creación de una exposición permanente para el Espacio Abierto Quinta de los Molinos. El ayuntamiento de Madrid pretendía con este encargo recuperar la memoria de uno de sus vecinos, César Cort Botí, arquitecto y urbanista que planteó en la década de los 30’ del siglo XX modelos de vida para la ciudad y el campo que hoy nos siguen pareciendo igual de recomendables, incluso igual de necesarios.
En la búsqueda de la documentación que necesitábamos llegó a esta biblioteca Campos urbanizados y ciudades rurizadas, libro editado en Madrid, en 1941, por la Federación de Urbanismo y de la Vivienda de la Hispanidad. El domicilio de la editorial, Plaza del Cordón, 1, era entonces el de Cort. La introducción del libro está fechada a 1 de marzo de 1937 en la legación de Noruega en Madrid donde según testimonio de familiares de César Cort Botí, este había buscado refugio huyendo de las tropas republicanas.
Campos urbanizados y ciudades rurizadas, con más de trescientas páginas y ciento treinta y cuatro ilustraciones es un libro técnico, práctico. Y es, al mismo tiempo, un estudio sociológico, un discurso político, un alegato ético en defensa de la honestidad. Algunas de las ideas de César Cort, desde la separación de residuos a la comarcalización de servicios en el mundo rural son hoy práctica habitual. Para otras, como contener el crecimiento de las grandes ciudades, es demasiado tarde.
Hoy sorprende la lucidez de César Cort, su capacidad de anticipación de problemas en la vida de ciudades y pueblos, que solo podían intuirse en aquel momento, y el acierto en muchas de las soluciones propuestas. Indigna que todo aquel conocimiento cayera en saco roto durante décadas, las que coinciden con la dictadura.
Junto a este volumen, llegaron otros impresos: La urbanización y el arte, Hablemos de Madrid, las Necrologías que le dedicaron sus compañeros de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando; sirvieron estos y otros libros y documentos en formato digital para trazar algo parecido a un plano en el que situar las interrelaciones entre biografía, pensamiento y obra. Ese plano, punto de partida para el proyecto Ciudadano César Cort, tuvo como tantas otras veces la forma de un abecedario.
Ciudadano César Cort
Alcoi
Nació en Alcoi, en 1893. Allí vivió hasta los trece años. Alcoi había sido una ciudad próspera, estaba a punto de dejar de serlo.
La ciudad tenía en ese momento problemas de vivienda para sus vecinos y se llevaron a cabo proyectos urbanísticos de vanguardia.
Belleza
Desde niño encontró belleza en la arquitectura, en el trazado de las ciudades, en las obras de arte y también en las ovejas, los bueyes, los caballos, las mulas, los tulipanes, los pinos, los almendros. Fundó la editorial Plus Ultra, dedicada a libros de arte.
Ciudad
Defendía que las ciudades debían construirse para que la gente fuera feliz. Y que en cada barrio debían vivir mezcladas personas de toda condición económica. Ideó planes urbanísticos para Valladolid, Badajoz, La Coruña, Salamanca, Murcia, Burgos, Madrid, Ceuta, Montjuic.
Despoblación
Le preocupaba que los habitantes de los pueblos fueran a vivir a la ciudad por necesidad y el campo se quedara vacío. Su propuesta para que esto no sucediera tenía nombre: campos urbanizados.
Especulación
Se enfurecía, sí, se enfurecía contra la especulación inmobiliaria, el enriquecimiento rápido y fraudulento conseguido con la recalificación de terrenos, y las modificaciones arbitrarias de los planes urbanísticos.
Familia
La familia le parecía la mejor manera de vivir en sociedad. La familia cristiana, no entendía que pudiera haber otra.
Se casó dos veces, con una noble y con una criada. Tuvo cuatro hijos.
Göteborg
Y París, Roma, Londres… Viajó por Europa: Inglaterra, Francia, Portugal, Italia, Holanda, Suecia. Fueron viajes de aprendizaje, de negocios, políticos, muchas veces en calidad de presidente de la sección española de la Organización Internacional del Día Mundial del Urbanismo.
De vuelta traía semillas de flores para la Quinta de los Molinos.
Huerto
En las ciudades que imaginaba César Cort Botí los huertos estarían donde terminaran las últimas calles. Los vecinos podrían comprar productos naturales, de temporada, sin necesidad de transporte.
Idea
El ciudadano Cort tenía ideas para casi todo, para evacuar las aguas residuales, para ordenar el tráfico, para aprovechar los residuos, para conservar la vista del skyline de Madrid de principios de siglo, para regular el precio del pan, para mejorar la prensa escrita, para formar a los albañiles. Las defendía en público, con vehemencia. Casi nadie le hacía caso.
Jardín
Estaba seguro de que la solución para el aire limpio de las ciudades era llenarlas de parques, y de jardines, públicos, privados, de patios llenos de vegetación. Contra la idea de los “grandes pulmones de la ciudad”, concentrados en pocos sitios, prefería una distribución continua de espacios verdes, incluso construir “vías parques” peatonales que comunicaran núcleos de habitación.
Künstlerischen
Camilo Sitte fue un arquitecto austriaco que escribió Der Städtebau nach seinen künstlerischen Grundsätzen, (Construcción de ciudades según principios artísticos) La palabra künstlerischen es la que se traduce por artístico. El libro fue muy importante para el urbanismo de principios de siglo XX en toda Europa.
César Cort inauguró en 1956 el curso académico del Instituto de España con un discurso titulado La urbanización y el arte.
Limpieza
No lo dudó nunca: la mejor manera de mantener limpia una ciudad era no ensuciarla. Como esto resultaba imposible, diseñó sistemas y herramientas para la limpieza de calles, plazas y parques: escobas, carros con cubos de doble depósito, contenedores de acera, camiones con volquete; pensó en cómo separar y aprovechar los residuos; pidió que se legislara para abandonar hábitos antiguos poco saludables.
Madrid
César Cort pasó la mayor parte de su vida en Madrid. Vivió en la calle General Arrando, en la Plaza del Cordón nº 1 y en La Quinta de los Molinos.
Fue un personaje público: concejal monárquico durante la Segunda República, catedrático en la Escuela Superior de Arquitectura, miembro de La Academia de Bellas Artes de San Fernando.
Cuando murió en 1978, era propietario de una enorme cantidad de suelo en la zona norte de la ciudad. Allí había querido construir sus ciudades ideales. Solo alcanzó a levantar Las Mercedes.
No
Podríamos hacer una lista de las cosas a las que César Cort dijo No: a la ciudades de más de un millón de habitantes; a la pereza; a los aparcamientos de coches junto a las aceras; a la especulación; a las “casas baratas”; a los largos desplazamientos en vehículos privados o públicos por la ciudad; a las “ciudades dormitorio”; a los ayuntamientos que creían que los vecinos estaban a su servicio; a la ignorancia; a los “ensanches” salvajes de las ciudades; a la lucha de clases; al éxodo del campo a la ciudad; a la utilización del deporte como válvula de escape; al comunismo; a los rascacielos que no dejan pasar la luz del sol.
España
Siempre pensó que la reconstrucción de España tras la Guerra civil había sido una oportunidad perdida para reformar ciudades y pueblos donde se pudiera vivir mejor. Atribuyó el fracasó a constructores deshonestos, funcionarios incompetentes, y ayuntamientos sometidos al poder central.
Olvido
No está olvidado, pero tampoco se le recuerda mucho. Cuesta encontrar información veraz sobre su vida, sobre sus ideas que no esté en sus propios libros. La excepción: la tesis de María Cristina González: César Cort y la cultura urbanística de su tiempo. Desde julio de 2018, Espacio Abierto Quinta de los Molinos le dedica una exposición permanente.
Pueblo
Criticaba a los que iban al pueblo a cazar, a pasar unas horas el fin de semana, o a dar vueltas por las propiedades y regresaban a la ciudad opinando sobre todo. Si alguien quería conocer la vida de los pueblos debía pasar tiempo allí, juntarse con su gente, escucharlos, conocer sus problemas, sus dificultades.
Quinta
La Quinta de los Molinos fue su refugio, vivió durante décadas, en la Casa de arriba, luego en la Casa del Reloj, las dos construidas por él. Plantó árboles, arbustos, flores, el agua llegaba a cada rincón por un sistema de riego que ponían en marcha los molinos movidos por el viento. Él mismo cultivaba la tierra por las tardes, en compañía de algunos trabajadores. Tenía granja propia, piano de cola, lámparas de palacio y un vestidor con cientos de camisas; en la cochera guardaba el Cadillac negro.
Rural
Encontró una solución contra la despoblación del campo, permitir que sus habitantes disfrutaran de los mismos servicios que en la ciudad. Para ello deberían agruparse las aldeas y los pueblos pequeños en comarcas, y compartir el hospital, el servicio contra incendios, la casa de socorro, las escuelas profesionales, la biblioteca, el museo, el cine, el teatro. Todo debería situarse en sitios de fácil acceso para llegar con facilidad.
Separación
No cualquier separación: separación de residuos. Sus propuestas eran separar los residuos públicos de los domésticos. Y entre los domésticos, separar restos de alimentos, cenizas de carbón, polvo, trozos de vidrio y loza, botes y trapos. Separar para aprovechar todo lo que se pueda. Era el año 1937 y no se utilizaba todavía la palabra reciclaje.
Tráfico
Se enfadaba, sí se enfadaba viendo la cantidad de tiempo y energía que perdían los habitantes de las ciudades para llegar de un sitio a otro, especialmente para llegar hasta su trabajo y para volver de él a sus casas. Se enfadaba porque las ciudades habían nacido para hacer la vida más fácil y estos desplazamientos obligaban a la gente a correr, aumentaban su cansancio y su mal humor.
Urbanología
La primera cátedra de urbanismo en la universidad española fue de urbanología y la fundó el profesor Cort en la facultad de Arquitectura de Madrid. La urbanología no solo se ocupaba del sistema de planificación, construcción y organización de los edificios y los servicios de una población; también pensaba en el común bienestar de sus habitantes, del físico y del espiritual.
Vida
Nadie ha escrito una biografía completa de César Cort, quedan las anécdotas relatadas por algunos familiares, algunos documentos desperdigados, muy pocas imágenes recortes de prensa. Queda el recuerdo de un hombre culto, discutidor, terco, tenaz, exigente, cristiano, monárquico, enemigo de las ideas socialistas, empresario de éxito, convencido de que las tres principales virtudes del ser humano son la honestidad, la decisión y la inteligencia.
Wólfran
Fue en Fontao, en Galicia, en las minas de Wólfran, donde César Cort abandonó prácticamente su carrera como arquitecto y urbanista y se convirtió en empresario. Eran los años cuarenta del siglo XX.
Xenofilia
Cort buscó inspiración en urbanistas alemanes, franceses e ingleses de la época, y en ejemplos de cualquier parte del mundo y de cualquier momento histórico, era un xenófilo convencido; pero reprochaba a los españoles su afición a copiar cualquier novedad del extranjero sin pararse a pensar si el ejemplo era bueno para nuestro país.
Yebes
El conde Yebes, el conde de Romanones, Julio Camba, el escritor, fueron amigos suyos.
Zoning
En español: zonificación. Zonificar es legislar para poner orden en las ciudades: decidir qué uso se va a dar los solares (comercial, residencial, servicios); qué parte de la ciudad puede estar construida y qué parte libre; limitar la altura de los edificios dependiendo de la calle.
Edward Bassett fue el padre del zoning, lo pensó para N.Y. a principios del siglo XX. César Cort defendía el zoning, y, al final de su vida, llegó a redactar un Código de urbanización que recogía doce normas con las que poner fin al desorden, los abusos, el mal gusto y la especulación.
AQUÍ HAY LIBROS es una sección de este blog dedicada a presentar libros que están al alcance de la mano en las estanterías de la biblioteca de La CALA.





Ayer cumplí 80 años. Estoy escribiendo un libro sobre VALENCIA PIONERA cuyos datos llevo recopilando 25 años de mi vida. Ya voy a publicar el primer tomo, porque de otro modo quedará en un cajón, y son cosas importantes olvidadas o incluso casi desconocidas. Entre ellas, me ha sorprendido el dato de mi compatriota, del ingeniero/arquitecto CÉSAR CORT BOTI, de quien yo no tenía noticia.
Me he emocionado tanto, que me han saltado las lágrimas. ¿Cómo se puede olvidar un personaje así? ¿Cómo nadie ha hecho caso a un pionero, anticipado a su tiempo, en los conceptos actuales de los pueblos abandonados, el reciclaje de resíduos, las ciudades masificadas inundadas de rascacielos, la belleza de los jardines, etc.? ¡Qué lástima, los ciegos que nos gobiernan, han tardado 100 años en ver lo que este gran y honesto profesional no sólo intuía, sino que estaba dispuesto a cambiar y cambió, hasta donde pudo llegar! Podía haberse “forrado”/enriquecido si hubiera especulado con sus propiedades, de la que cedió las 3/4 partes del Parque de los Molinos a la ciudad de Madrid. ¡Qué generosidad! A él le sobraba para vivir, pero no fue un clasista ya que quería que las ciudades no tuvieran distintivos de zonas ricas y pobres. Y no era ni socialista, ni progresista…, ni mucho menos comunista, por lo que he leído.
Hace pocos días, el alcalde de Valencia Joan Ribó, (de izquierda radical) unilateralmente, sin contar con la opinión de nadie, ha procedido a colocar unos HORRENDOS SIMULACROS DE MACETEROS DE HORMIGÓN pintados de un hortera color pistacho, que denigra la estética de la plaza del Ayuntamiento, la más importante de la ciudad, el centro neurálgico de la vida valenciana.
Invito a que entren por Internet y verán…, ¡Cómo puede este individuo insultar así a los valencianos que pagamos sus sueldo! Qué tristeza, nuestro paisano César Cort Botí estará removiéndose en la tumba.
MIL GRACIAS POR LA INFORMACIÓN TAN IMPORTANTE QUE HAN PUBLICADO.
Con afecto, Francisca Llosá Clausich, una valenciana que ama Valencia, a España y la Justicia en todos los órdenes y campos.
Apreciada Francisca, muchas gracias por su comentario, creemos que puede ser de su interés la lectura de este magnífico libro de investigación: https://abadaeditores.com/historia-del-arte/cesar-cort-1893-1978-y-la-cultura-urbanistica-de-su-tiempo.html. Deseamos que la redacción de “Valencia Pionera” le siga trayendo alegrías.