Estación La CALA. La radio que hacemos es la que queremos hacer.

Carlo Emilio Gadda entró a trabajar en la radio pública italiana, la RAI, en octubre de 1950, tres años después redactó Norme per la redazione di un testo radiofónico, normas que se adjuntaban al contrato que firmaban los colaboradores, y eran de obligado cumplimiento. Gadda quería cuidar (e imponer) su visión del lenguaje, quizás del lenguaje literario, Gadda era escritor, en 1954, dejó la RAI. No podemos transcribir las normas completas, a modo de ejemplo citamos una que nos resulta particularmente simpática: «evitar en cualquier circunstancia el recurso a la primera persona del singular, al “yo”. El pronombre “yo” tiene un carácter exhibicionista, autobiográfico o simplemente indiscreto. Sustituiremos el “yo” por el “nosotros” de timbre más neutro, cercano al relato. Evitaremos la auto cita y para el juicio: “Yo encuentro que la Divina Comedia es la obra cumbre de Dante”, preferiremos: “La Divina Comedia es…”»

Independientemente de que estas normas fueran aceptadas o no, y de que a la RAI le fuera mejor durante esos cuatro años (difícil de comprobar), es poco probable que alguien las recuerde y, todavía menos probable que hoy alguien las siga. 

La radio de 1950 convivía con libros, revistas, películas de cine y discos. La radio de 2022 convive, además de con los anteriores, con dos medios que han cambiado las reglas de la comunicación de masas: la televisión e internet. 

Así y todo, cuando decidimos poner en marcha Estación La CALA, no buscamos consejo en la omnipresencia de tutoriales digitales que explican cómo hay que hacer un podcast, nos sentamos en un sillón y leímos a Gadda (y a Orwell). Hicimos otras dos cosas: le pedimos a Fran navarro que nos guiara hasta conseguir el sonido que queríamos para nuestros programas, y encargamos a Teatro Bobó una sintonía que anunciara que algo estaba a punto de suceder, igual que las grullas anuncian en el cielo de La CALA el cambio de estación.

Sin otra experiencia previa en la radio que la de oyentes o entrevistados circunstanciales, el 20 de marzo de 2021 subimos a la red nuestro primer programa. Habíamos tomado antes algunas decisiones con las que hemos cumplido durante nuestro primer año. 

Hasta ese momento, en La CALA habíamos elegido para documentar obras y vidas de otros los lenguajes visual, audiovisual y escrito. Podríamos haber vuelto a utilizar cualquiera de los tres, no lo hicimos, elegimos la oralidad, elegimos la voz, las voces. Estación La CALA es una acción documental.

Creamos tres líneas de programación que, desde la primera entrega, presentábamos así: «En Tiempo de exposición entrevistaremos a quienes se acercan a esta casa en condición de artistas y/o investigadores. Nos vamos de este mundo son largas conversaciones con personas que ya pueden contar una vida. Conferencia eres tú recupera algunas producciones propias que fueron en su día conferencia de contenido artístico y que, versionadas para radio, respetan y, quizás, trascienden el género.»

Los tres programas, bien distintos, tienen en común no ofrecer noticias, no ser espacios de opinión, y mantener un leve vínculo con la actualidad: la fecha en la que se graban.

Formalmente se fundamentan en la voz humana y salvo, por el momento, una excepción, no recurren a otro sonido: música, ruido, efectos, etc. Sí contemplan el silencio. Haber dejado la voz a solas ha sido fundamental para crear un espacio y un tiempo de comunicación alejados de las propuestas actuales del medio, un espacio que evoca primitivas oralidades: conversar, contar, dejar que los silencios se hagan presentes. Oralidades primitivas y, literalmente, esenciales.

La duración de los programas es variable y no está determinada de antemano, se advierte una tendencia a acercarse a la hora de duración.

Se emiten sin edición, tal y como se grabaron, lo que nos acerca a una poética del directo, aunque la recepción no sea simultánea a la producción.

Los elementos de producción son mínimos y suficientes: micrófonos, auriculares, mesa de sonido, ordenador con programa de audio, cables.

No van acompañados de ningún tipo de publicidad, ni siquiera auto referencial.

Se difunden gratuitamente a través de un amplio abanico de aplicaciones digitales. Contamos para su realización con el apoyo de nuestros mecenas a través de: patreon.com/lacala. A esto se le puede llamar independencia económica.

El ritmo de producción y difusión no es periódico, viene marcado por los ritmos vitales de La CALA, de nuestras invitadas e invitados, y los de los que hacemos posible la realización. 

Algunas, si no todas, de las características que acabamos de inventariar están rotundamente desaconsejadas por los expertos actuales sobre el tema (no sabemos si la palabra adecuada es «expertos», esperamos que sirva para evocar a un sector de la población).

Escuchamos sus reflexiones acerca de cómo hay que hacer los podcasts y escuchamos los podcasts que producen, algunos de los cuales admiramos. Los escuchamos y hacemos Estación La CALA de otra manera, convencidos de que, si es posible, merece la pena intentarlo.

Aterricemos: una hora de entrevista entre dos personas sin otra interrupción sonora que los silencios de los entrevistados (o sus suspiros) no es, precisamente, el modelo que hoy en día se propone como canon de mercado (tampoco Gadda lo hubiera aplaudido). Es curioso que los argumentos que se esgrimen para rechazar esta posibilidad carguen exclusivamente la responsabilidad en el receptor, una o un oyente que, según los expertos, no puede mantener la atención durante tanto tiempo; desconecta cuando un silencio dura algunos segundos; demanda interludios musicales o efectos especiales; se cansa, en fin, de escuchar solo dos voces.

Si los expertos tienen razón, hay que ofrecer al oyente lo que el oyente desea o puede escuchar, lo que obliga, indefectiblemente, a conocer qué desea o puede escuchar. ¿Cómo se alcanza tal conocimiento? Mediante estadísticas. ¿De dónde nacen estas estadísticas? Del tráfico que provoca un producto fabricado para competir en el mercado. ¿Qué elementos intervienen en esa competición? El propio producto y todo el aparato publicitario que lo rodea. ¿Cómo decide el oyente qué desea o puede escuchar? Eligiendo entre la oferta del mercado vehiculada a través de la publicidad. El círculo tiende a cerrarse, este cierre es muy interesante porque una vez trazado el círculo es mucho más fácil reconocer todo el espacio que queda fuera de él. Dicho de otra manera: una vez que el mercado define su espacio, nos queda todo el resto para actuar y proponer acontecimientos que no entran dentro de ese círculo por grande que sea. Surgen entonces, en ese espacio exterior saltarinas preguntas: ¿es definitiva la condición de oyente que propone el mercado? ¿Es universal? ¿Existen oyentes que entran y salen del círculo? Y aparecen las primeras respuestas: no es definitiva, no es universal, existen oyentes que entran y salen del círculo. 

Escribió George Orwell en 1945: «En un programa de radio la audiencia es una incógnita, pero es la audiencia con la que uno cuenta. Pueden estar escuchando millones de personas, pero cada una lo hace sola, o como miembro de un pequeño grupo, y cada una tiene (o debería tener) la sensación de que le están hablando solamente a ella.»

Existen los oyentes de Estación La CALA, tenemos pruebas. ¿Cuántos son? Son pocos, por el momento. ¿A alguno de ellos le importa cuántos son? No se lo hemos preguntado, pero intuimos que no. Escuchar la radio es un acto que se realiza a solas o en compañía de algunos íntimos, sin necesidad de grupo o comunidad, lo dijo Orwell y lo sabemos quiénes escuchamos radio.

Queda claro que el modelo de nuestro podcast está fuera del mercado, no contra el mercado, porque aún reconocemos en el comercio características de lo humano. Si cambiamos de opinión, avisaremos oportunamente.

Mientras se escucha la sintonía de nuestro podcast, una voz recuerda en cada ocasión que en Estación La CALA «los nidos construyen pajaritos», queda claro que estamos fuera del círculo. También se escucha esta otra frase: «Juntos en su radio de acción», donde aparecen  definidos algunos de los principios que nos mueven: la radio es un acto de comunicación, y todo acto de comunicación acerca a la gente, eso es estar juntos; nos gusta la acción y provocar la acción; y todavía merece la pena tratarnos de usted de vez en cuando.

Puedes escucharnos aquí: lacala.es/radio/