El poeta huye para salvar la vida
Collioure 1939. Les derniers jours d’Antonio Machado. Últimos días de Antonio Machado
Y muere en el intento.
Jacques Issorel publicó Collioure 1939. Les derniers jours d’Antonio Machado. Últimos días de Antonio Machado, en 1982. Llevaba años recogiendo testimonios, algunos de testigos todavía vivos, otros encontrados en publicaciones. El libro habla de lo que anuncia. Machado murió el 22 de febrero de 1939 en Collioure, donde había llegado unos días antes durante la retirada final de los republicanos españoles asediados por las tropas de Franco.
El texto central (hay además una antología poética de homenaje) ocupa escasas páginas y sin embargo, no necesita más para desvelar una historia desconocida por íntima y para situarla en un contexto de carácter universal.
Issorel actúa como hábil montador cinematográfico encadenando fragmentos de testimonios y desapareciendo tras las voces de los demás. Buena parte de los documentales actuales responden a este formato, pero conviene recordar que Collioure 1939 se publicó en 1982 y que es un libro impreso. Sorprendente.
No hay en el libro ni proclamas ideológicas ni análisis históricos ni siquiera crónica de la guerra civil. Todos son detalles cotidianos, casi imperceptibles, pero nada insignificantes; al contrario, todo significa en estas cuartillas: la pérdida del equipaje a la altura de la frontera con Francia; la pregunta de la madre agonizante de los Machado: “¿llegaremos pronto a Sevilla?”; las voces de Hitler en la radio del hotel en un segundo plano lejano y presente; la imposibilidad de escribir a las hijas de José, el hermano de Antonio, ya exiliadas en Rusia, porque ni los padres ni su tío tienen dinero para comprar sobres y sellos de correos; Corpus Barga facilitando un transporte para que los Machado no sigan caminando por los puertos de montaña helados del Pirineo; Navarro Tomás llegando con la carta del gobierno de la República que anuncia a Machado que el estado correrá con los gastos de su estancia en Francia.
Los últimos días de Machado fueron días importantes en la vida de otras personas, de su hermano, su cuñada, su madre, que lo sobrevivió solo tres días. También de ciudadanos que se encontraban con él por primera vez: Madame Quintana lo hospedó a él y a su familia en su pequeño hotel, cerca del mar; Juliette Figuères, la tendera, y Jacques Baills, el jefe de estación, se preocuparon de que todos los Machado tuvieran ropa, algún libro para leer, papel para escribir.
En Shoah, el documental de Lanzmann, un historiador del holocausto dice que cuando uno se plantea grandes preguntas, las respuestas suelen quedarse cortas, y por eso recomienda buscar el detalle, y colocar un detalle al lado del otro hasta tener la historia completa. Issorel recoge los detalles de esos días de febrero, y el lector no necesita mucho más para entender, si no sentir en la piel, qué es eso que todavía seguimos llamando exilio, pero que, en sus primeras horas, podríamos llamar expulsión.
Quien busque el libro en los estantes de la biblioteca La CALA no lo encontrará fácilmente y sin embargo, está aquí, guardado dentro de un archivador frágil de cartón en el que empieza a desdibujarse el rótulo escrito a mano: Antonio Machado.
Ahí dentro, además de este libro hay otros que tratan de la vida y obra del poeta y abundantes recortes periodísticos en francés y español relacionados con la celebración del 50 aniversario de la muerte del poeta. El archivador cumple treinta años.
En la biblioteca de La CALA, además de libros que hablan de Antonio Machado, hay algunos libros de Antonio Machado: sus poesías, su Juan de Mairena, su Complementarios, sus apuntes de clase. Están entre los libros de Valle-Inclán y los de Juan Ramón Jiménez.
AQUÍ HAY LIBROS es una sección de este blog dedicada a presentar libros que están al alcance de la mano en las estanterías de la biblioteca de La CALA.




